viernes, 28 de septiembre de 2007

¿Photoshop o placer culpable?


Cuando nuestro máximo héroe patrio, Julio César Chávez, se enfrentó a Oscar de la Hoya el 7 de junio de 1996, todos deseamos que el resultado fuera este:



No fue así.

Hubo una revancha, y todo México le rezó a la Virgen de Guadalupe para que el resultado ahora sí fuera este:


Tampoco fue así.

De la noche a la mañana, Oscar de la Hoya se convirtió en el antipatriota más grande que haya conocido jamás el pueblo mexicano, y cómo no serlo si cumplía con los dos requisitos indispensables: ser mexicano y ser gringo.


Fue por esto que seguimos minuciosamente la carrera pugilística de Oscar, esperando con enfermo anhelo a que un día alguien vengara el honor de nuestro amado Julio César, y el día finalmente llegó:



La imagen finalmente abandonó nuestra imaginación para aparecer impresa en la primera plana de los periódicos, pero el placer nos duró poco, quizás porque quien vengó a nuestro inolvidable e idolatrado héroe patrio fue un gringo.

En fechas recientes, para beneplácito nacional, han circulado fotografías un tanto comprometedoras de Oscar de la Hoya. Desde luego, un gran escándalo se ha desatado. Oscar niega rotundamente ser él quien aparece en las fotografías vestido con unos provocativos mallones negros, peluca y con la cara pintarrajeada como una callejera. Algunos apoya su versión (excepto los mexicanos que hemos visto cobrada la afrente contra Julio), es decir, que todo fue obra del Photoshop o de su hermano gemelo travesti.






El argumento de Oscar tiene sentido; todos sabemos que el Photoshop es un invento diabólico que sólo sirve para poner tanto a amigos como a enemigos en situaciones embarazosas en las cuales nunca los veremos en la vida real, por ejemplo, vestidos como callejeras baratas (aunque eso sí, aquí en Campeche todo ciudadano que se dé a respetar tiene que salir en el Carnaval emperifollado con plumas, medias y peluca a zangolotear el cuerpo sin el menor pudor, e incluso le aplauden a uno).



Es por eso que por este medio le hacemos una cordial y formal invitación a nuestro querido Osca, para que vea que no hay resentimientos, para que acepte ser nuestra Legítima Reina del Carnaval de Campeche; así podrá dar rienda suelta a sus preferencias en el buen vestir.

... no me digan que no lo veían venir:


Travestirse es el paso lógico que todo boxeador y/o metrosexual tiene que cumplir, tarde o temprano.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo que J.C. Chávez no sabía es el truco psicológico, lo trtó como macho, que mientras más duro le pegaba más fuerte se le ponía, la clave con los cangrejos es surtirlos a cachetedas profiriendo insultos como "perra", "sucia", "callejera", y verás como se desploman entre llantos!!!!!!!!!

El respeto al derecho ajeno es la paz.

Saludos, Bomberito.