miércoles, 7 de mayo de 2008

Iron Man: aprovéchenla antes de que se oxide




No tengo particular predilección por las películas de superhéroes. La inmensa mayoría termina por defraudarme. Ni siquiera cuando era niño me gustaban. Y, desde luego, ahora me gustan menos. Los voraces intereses económicos externos siempre terminan por amariconar y arruinar (nunca en taquilla) a estas películas. Un ejemplo de ello fue Batman. Todo marchaba bien. El romance perfecto. El personaje más oscuro de los cómics era dirigido por Tim Burton, un sujeto talentosísimo, amante de lo extraño, lo bizarro y lo oscuro. Burton eligió un reparto excepcional, lleno de actores de primera línea. Escenarios alucinantes. Un excelente guión. El resultado fueron dos magnificas películas que gustaron por igual tanto a chicos como a grandes amantes de las historietas del murciélago. Entonces ocurrió lo que siempre ocurre. Para la tercera parte los productores le dijeron a Tim Burton que sus películas estaban muy oscuras y tristes, que eso no era nada bueno para el mercado infantil, que los niños no iban a querer ir a comprar sus cajitas felices negras al McDonald´s. Y Tim Burton, que es un hombre con dignidad, les dijo que se metieran sus cajitas felices por donde mejor les cupiera y se marchó*. Entonces los productores le pusieron el disfraz de Batman (con pezones) a un par de niños bonitos (que en realidad eran unos hombres de la mediana edad) y contrataron a un director perfectamente capaz de volver una mierda una de las sagas que prometía hacer época en el cine.

Y así ocurre siempre con todas las películas de superhéroes que tienen secuelas. Como el caso de Spiderman y X-Men, que hasta antes de llegar a sus terceras partes eran películas divertidas y muy bien hechas. Caso aparte es el de Los 4 Fantásticos, donde de plano tanto la primera como la segunda parte fueron una enorme y maciza montaña de mierda. Lo mismo ocurrió con Superman, Ghost Rider, Daredevil, Elektra, Punisher, Hulk (ahí viene la segunda parte que vaticino será un bodrio), etcétera y más etcéteras, que sólo necesitaron de una entrega para apestar y provocarle nauseas a los espectadores.

Es por eso que hoy, pese a lo reacio que soy para recomendar películas de superhéroes, les aconsejo que vayan a ver Iron Man, que no se arrepentirán. Eso sí, asegúrense de verla en versión subtitulada (cue, cue, cue cueeeeeeeeee... lástima, Campeche), que de lo contrario pueden toparse con que Robert Downey Jr, Jeff Bridges, Terrence Howard y Gwyneth Paltrow tienen la voz igualita a la de Eugenio Derbez, Adal Ramones, Yordi Rosado, Roxana Castellanos, Fabiola Campomanes o alguna otra de esas brillantes luminarias.





Iron Man es muy buena. Tiene efectos especiales fantásticos. Un reparto de lujo. Y un guión que sin ser una joya te entretiene de principio a fin. Así que ve a verla y disfrútala, pues ya sabes que es cuestión de tiempo para que la arruinen con una pésima secuela.

Para cerrar esta entrada, un Top 5 de las escenas más vomitivas de películas de superhéroes:


# 5: Qué oso





Repito, qué oso.


# 4: Batman, Robin y el oso





125 minutos de osos. De principio a fin (incluida la escena cuando Batman compra en una subasta a Poison Ivy con su batitarjeta de crédito). Probablemente la peor película de superhéroes jamás hecha.


# 3: Señor Fantástico, con su permiso, voy al baño a vomitar





Sin duda uno de los ascos más monumentales que se han visto en la pantalla grade, o chica, todo depende del tamaño de la pantalla donde lo hayas visto.


# 2: Peter Parker se convierte en un emo





Si no has visto Spiderman 3, esto puede darte una clara idea de la tortura a la que someterás a tus pobres ojos. Peter Parker se convierte en un emo (nunca imaginé que el traje negro causara tales despreciables efectos) y se pone a bailar como un perfecto imbécil por las calles.


#1: Peter Parker, el emo bailarín





No creo que haya que hacer un solo comentarios después de este horror.





* Partes de esta historia pueden diferir de la realidad (para efecto dramático).

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