miércoles, 29 de abril de 2009

Los pobres diablos



Así es, no podían fallar los pobres diablos. Ojalá y ruego a todos los dioses que nos gobiernan, que estos pobres hombrecillos sean contagiados de la influenza porcina. Nada me daría más gusto. Y no por “irreverentes”, sin por pobres diablos y por robarme 3 minutos de mi vida.



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