Se nos vienen las semifinales del US Open y no puede terminar la semana sin que escriba algo al respecto.
El tenis, como todos saben, es el deporte blanco, un juego de caballeros, para personas elegantes, no apto para aficionados palurdos y/o gordinflones ruidosos que gustan de meter todo tipo de frituras asquerosas y bebidas alcohólicas a los estadios.
Pero el tenis no es tan perfecto como parece. O tan blanco como se cree. Cada que hay un torneo de envergadura es la oportunidad soñada de idiotas que esperan salir del anonimato.
Hoy recordaremos 3 momentos inolvidables (uno horrendo, uno maravilloso –que pudo ser horrendo- y otro muy maricón).
Momento horrendo: Monica Seles es acuchillada
http://youtube.com/watch?v=vl-2uVhNLJI
Momento maravilloso: Roger Federer gana finalmente el Roland Garros
http://youtube.com/watch?v=ORA2TX3fF90
Como dijimos, este momento inolvidable y maravilloso pudo ser horrendo si el hombre del gorro en vez de gorro hubiera tenido un picahielo. Aún así, el bueno de Roger sólo tuvo un breve colapso nervioso, y cual gran campeón que es, supo reponerse y conquistar el único Grand Slam que le faltaba conquistar.
Ocurrió apenas el martes pasado. Finalmente nuestras sospechas se confirmaron. El matador de Nadal irrumpió en la cancha a besar en la boca a su novio. Noten como Nadal le sonríe coquetísima, cual loca desatada, sudorosa y descamisada. “No se lo lleven, no se lo lleven”, pensó, más no lo dijo porque habían cámaras por todos lados.
De todo corazón espero que las autoridades norteamericanas hayan encerrado por todo lo que resta de la semana al amante de Nadal. Sabemos que un Nadal deprimido no es él mismo dentro de la cancha.
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