sábado, 4 de septiembre de 2010

Un último consejo


Luego de 25 días en el DF, ciudad inmensa, monstruosa, que tanto me aterra y saca mi peor versión del provinciano asustadizo, me marcho. Y no te volveré a ver hasta pasado el mes de octubre, o sabrá Dios cuando.

Como quedó de manifiesto el día lunes 30 de agosto, no hay poder más fuerte que la cultura, y arma más filosa, mordaz y eficaz que la literatura (tú sabes a que me refiero).

De hoy en adelante, cada quien seguirá su camino. Mi consejo es que te consigas de guardaespaldas a los libros. Con tus propios ojos has visto lo efectivos que son. Y cuando tengas miedo (que no te engañen, es valido tener miedo), repite estas palabras en tu cabeza:


“Ya descubriréis que no vais a ganar la batalla, un día descubriréis que no, que los van a vencer, que seréis derrotados, que la vida os derrotara, de muchas maneras, y entonces el único consuelo que os quedará será el saber que habéis luchado, el saber que no habéis resignado, que habéis peleado hasta el último cartucho, por eso es tan importante la cultura como vitaminas para pelear, y entonces uno descubre que aunque no ganas la batalla pero hay montón de consuelos que permiten que la vida merezca la pena: la amistad, la lealtad, el amor, la compasión, la cultura, los sueños, la imaginación, el sexo, mil motivos, los hijos, hay mil razones; entonces qué pasa, cuando uno ha tenido fe y ha estado en la batalla, después lo que hace reúne los restos del naufragio y con eso se hace una pequeña trinchera donde sobrevivir, y con eso consigue vivir hasta el final de una manera más o menos serena y digna, entonces cuanto más feroz y valiente sea la lucha, cuanto más seáis en la lucha, cuanto más fe tengáis y mas peleéis y menos tardéis en rendiros, más restos del naufragio quedarán cuando llegue la derrota, recordar eso, aunque un político sea un canalla hay que seguir votando y hay que seguir peleando, porque si dejas de pelear los malos se hacen los dueños, e insisto, da igual ganar o no ganar… da igual ganar o no ganar.”

- Arturo Pérez-Reverte

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