sábado, 28 de mayo de 2011

La bolsa de la sabiduría


Favor de mirar el video de principio a fin (advertencia: es tedioso) para que luego puedan entender mis sabias palabras.





http://youtu.be/WndhMtLgCRk


Miren la bolsa rosa de Liverpool. ¿Qué hace una bolsa rosa de Liverpool en mi baño? Un misterio. Hace años que no pongo un pie en Liverpool ni en ninguna otra tienda departamental de ropa. No creo en el consumismo (ojo, tampoco en el comunismo o en socialismo). La ropa que ahora llevo puesta y la que guardo en mi closet, han sido obra y gracia de almas caritativas como mamá, mi chica y algunos amigos.

Pero volvamos a la bolsa rosa (y de ahora en adelante omitiré la palabra Liverpool para que no se piense que esta tienda departamental opresora de empleados está patrocinando este mensaje motivacional, que sin duda, les cambiara la vida). Observen la bolsa rosa. Llegó por causas misteriosas que no puedo descifrar a mi baño (aunque sospecho de mamá). La pierna blanca y lampiña que ven en la parte inferior izquierda de la pantalla no es más que mi pierna blanca y lampiña. Eso sí que está claro. La explicación: estoy filmando una bolsa rosa mientras cago. Por que solo cagando se me vienen las mejores ideas a la cabeza. No recuerdo el nombre del filósofo pero fue un filósofo muy listo el que dijo que cagar te abre la mente.

Ahora piensen que la bolsa rosa son ustedes. Al igual que ella, llegaron a este mundo sin pedirlo, por obra y gracia del destino, o de sus mamás, o de Dios, si lo quieren ver por el lado espiritual o místico. Ustedes no pidieron estar aquí. Lo único que saben es que están aquí, en el mundo, atrapados. Ustedes son esa bolsa rosa que revolotea, que palpita, que respira. Sin embargo, están estancados. Todo el tiempo viven a ras de piso. Piensen: si son ligeras y capaces de moverse como la bolsa rosa, ¿por qué mejor no se levantan y vuelan como la bolsa blanca de American Beauty?

Acéptenlo. Todos ustedes son una bolsa rosa tímida. Siempre abajo, nunca arriba. Sus penas y preocupaciones inútiles los mantienen anclados en el suelo. Si se dieran un segundo para pensar, para meditar, descubrirían que la bolsa rosa se mueve, respira, palpita e intenta desesperadamente emprender el vuelo. Sé que no son tontos, y por eso no les mentiré. No soy David Copperfield, tampoco David Blaine, ni mucho menos ese otro mago-emo-roquero que está de moda en la televisión. La explicación del por qué la bolsa rosa se mueva es gracias a que tengo prendido el abanico de techo. En la velocidad más potente. Por eso la bolsa rosa se mueve. Pero atención, recuerden que vivimos en un mundo de analogías. Así que no olviden que ustedes son la bolsa rosa y el abanico de techo son las fuerzas del Universo, que si así lo desean (de corazón, de todo corazón), como ya lo dijo el maestro Coelho, conspirarán para que logren alcanzar todas sus metas, cada uno de sus sueños.

¿Lo vieron? Retrocedan el video al momento exacto: segundo 30. La bolsa rosa emprendió el vuelo, apenas perceptible, pero lo dio. ¿Vieron que sí es posible? En este video está resumida su existencia. La de todos ustedes, que son una bolsa rosa. El video dura 3 minutos y medio. Trasládenlo a su vida. Cada uno de ustedes convierta 210 segundos a los años que llevan respirando, palpitando y moviéndose en la vida. No hago la conversión por ustedes porque nunca fui bueno en matemáticas, además, ignoro cuántos años tienen. Piénsenlo. Analícenlo. Digiéranlo. Y aprovechen las ráfagas de viento que tienen a su favor.

¿Que qué son las ráfagas de viento a su favor? Pues ni más ni menos que las oportunidades que se les presentan a diario. Aprendan a verlas. Móntense en ellas y vuelen.

¿Contaron cuántas veces voló por los aires la bolsa rosa? Una sola. Una. Así es la vida. Todos tenemos nuestros 5 minutos de fama (una fracción de segundo en tiempo bolsa). Aprovéchenlos. Cuando estén en el aire, disfrútenlo al máximo, porque más temprano que tarde estarán de vuelta a ras de piso. O peor. Pueden convertirse (si no es que ya lo son) en la bolsa de Soriana (minuto 2:23). Atrapada dentro de un bote de la basura. Intentando escapar. Arañando el aire. Pidiendo a gritos silenciosos que no te llenen la vida con papeles embarrados de miarda.

P.D. Lo sé, amigos, sé que debería dedicarme a escribir libros motivacionales para triunfar en el mundo material y editorial (y así llegar a las grandes masas), pero con el corazón en el pecho, les digo que prefiero el camino difícil, pedregoso, sinuoso, es decir, el de la literatura. Así de humildes somos los grandes maestros iluminados.



¡Sean seres humanos libres! ¡Sean felices! ¡Sean bolsas libres!





http://youtu.be/Y1V7mzahMl0



Contrataciones para conferencias y/o compra de “La bolsa de la sabiduría” a rodrosolis@hotmail.com

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Mejor te hubieras filmado el culo mientras cagabas. Si lo haces me lo mandas, por favor. Mi correo es iovis.spqr@yahoo.com

Karate Pig dijo...

y bue... interesante el juego de metáforas y analogias .... pero...

cada que entras a cagar te llevas la cámara "por si sucede algo interesante"?

Rodrigo Solís dijo...

Anónimo: ya te lo mandé, búscalo en correo no deseado.

Karate Pig: siempre, nunca se sabe que maravilla le puede salir a uno del culo.

iovis.spqr dijo...

Pues ya revisé, no ha llegado nada.

Yorch dijo...

Seguro defecabas?

Rodrigo Solís dijo...

iovis.spqr: qué raro, mi culo siempre tiene buena puntería.

Yorch: me gusta más la palabra cagar. Y sí, seguro que cagaba. Hay que ser un subnormal para fingir que uno caga.

Yorch dijo...

Jajaja...

Lo decía por aquello de las chaquetas mentales... Estuviste muy jalado esta vez...