miércoles, 29 de enero de 2014

Mejorando la publicidad


La publicidad, en su inmenso porcentaje, es escalofriante. Un simple anuncio de pizzas toma un rumbo macabro al elegir como vocero de la campaña a la persona equivocada.



Es decir, a un señor de mirada libidinosa, que más que sugerirte que pidas una pizza pareciera que desea pedir otra cosa. Cosa que en Pildorita de la Felicidad sabemos de sobra qué es.   


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