martes, 23 de junio de 2015

El puente



De pocos días a la fecha Fiera padece un insomnio de lo más extravagante. Antes de dormir ponemos una serie de televisión, entonces ella cae fundida a los diez minutos, luego yo caigo fulminado (pero feliz) terminado el capítulo, y entonces ella, como si tuviera una alarma (o fingiera dormir), se despierta y baja a la sala donde se queda despierta hasta altas horas de la madrugada.

¿Cómo sé que ha estado despierta hasta altas horas de la mañana? A eso de las 6 am, cuando bajo por el primer café del día, encuentro la mesita de la sala inundada de una cantidad grosera de colillas de cigarro.

Tengo tres teorías al respecto, ninguna es alentadora:

1)    Fiera sostiene platicas calientes con algún amante.
2)    Fiera sopesa la idea de abandonarme (o para ser exactos, echarme de su casa).
3)    Fiera tiene menopausia temprana.

Pero me he desviado. Lo que en realidad quiero compartir el día de hoy es lo que se está perdiendo Fiera, quien espero llegue a leer este post. O mejor dicho, no éste post. Sino ÉSTE.


El único remake de Bron/Broen que funcionaría sería uno que ocurriera entre la frontera más chispeante del mundo: Campeche/Mérida.

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